miércoles, 28 de octubre de 2009

El rezo sumido.


La oportunidad no se pierde, si no es de uno, de otro será,
A cada pregunta su respuesta, como cada día su amanecer.
Cambio de etapa, el marfil de mi cuerpo llego a su tamaño límite,
Pero no mi imaginación, que vibra con cada paso, se libra y energiza,
Me confieso con el ángel de mis demonios, y comulgo con el cura de mi hambre,
Me arrodillo para rezarle a mi alma, un rezo delirante, fuera de religión,
Uno por cuantas veces mi alma haya sido corrompida,
Esta será mi mañana, y mi noche será el sueño del reloj como adorno,
Mis promesas como un arma, y a la vez imagen del amor,
La verdad, y el equilibrio espiritual de las energías,
Un arma para atravesar la muralla de la presunción.

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